A veces eres cruel y tan altiva,
Que mi paciencia grande se derrama,
No necesito que hagas una criba,
Pero mi alma expectante sí que exclama:
¡Por Dios, no seas tan y tan vengativa!
Mi alma sí sabes lo mucho que te ama,
No te endioses en ese rol de Diosa,
Eres frágil y no tan poderosa.
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