Tu corazón y el mío son soberanos,
Tu alma y la mía eternamente se admiran,
Tenemos el futuro en nuestras manos,
Los poetas en esta historia se inspiran,
Al cálido aire de buenos veranos,
Nacen los espejos donde nos miran,
Por todo ello mi fe no se quebranta,
La densa espera ni vence ni espanta.
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