Te persigo por todas las arterias
de una fría ciudad que no es la mía,
pues ya no tengo ganas de ferias,
lo único que quiero es tu compañía.
Esta ciudad se muestra desalmada,
me siento muy solo y es injusto,
y nada me da ya alegría, nada,
no encontrarte cerca es mi gran disgusto.
Y ando mucho más muerto que vivo,
pensando que en tu alma soy el tercero,
desde Buenos Aires a Barcelona.
Tú me cuentas lo que yo no percibo,
pero si he de serte muy sincero,
en mi alma eres una buena cabrona.