Y se empeña en caminar al filo
De su mellada navaja imaginaria?
¡Virgencita de la Candelaria!
Escribe Vd. en contra del sigilo,
Me tiene siempre el alma en vilo,
Con su palabra adversaria y ordinaria,
Su lengua pide a gritos el asilo,
Mientras tanto me perfilo y lo fusilo,
Por esa verborrea tan incendiaria.
Yo solo escribo como puedo,
Por principios nunca a su dictado,
Al picarme, me rasco con el dedo,
Y hasta puedo hacerme el resucitado.
Ya dije cuál era mi pensamiento,
Con el manoseado tema del metraje,
No le consiento a nadie el ultraje,
Ni que vaya Vd. con ese cuento,
Hasta en el amor y al abordaje.
No me pare ahorita el juego,
No me ignore ni me deje tirado,
Porque es Vd. el mal hablado,
¿Le he machacado su ego?
Parece que le da grima la rima,
Y su humor anda algo perdido,
Cuando le dan su merecido,
No es capaz de prohibir lo prohibido,
¿Y se hace el ofendido, encima?
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