Ni Sevilla, ni Córdoba ni Granada,
Soy y me siento Poceño,
Cuando estoy despierto y cuando sueño.
Mira si soy olivarero,
Que cuando no estoy en mi pueblo,
Siempre me siento forastero.
Mar de olivos centenarios,
“Garrocheros” legendarios,
¡Dios mío, cuán bonito es ese cielo!
¡Ole! Por tu Carrizalejo,
Por la fuente del “Coca”
y los Tres Cañillos,
por tus gentes, por su gracejo.
¡Ole! por el Fontanar, por tu Rambla,
por tu Puerto Blanco y Portillo,
Por el Pico de Cabañas,
Por San Gregorio, por el “Chiquillo”
Por ser de los más bonitos de España.
¡Qué manera de echarte de menos!
Con tu nombre cargado a la espalda,
¡Cuántos recuerdos tan buenos!
Aire, Huelma, Ñora, Cercado, Perchel,
Gila, Era Carrasca, Molina, Era Alta,
Cerro, Hornico, Monge, Guazán, Medel,
Carasoles, Huertos, Molino de Peralta.
Recuerdo de las primeras
elecciones generales,
En una tapia de la calle Malla
rezaba: “Vota sí, Suarez,
Por lo menos te deja los olivares”.
¡Cuán lejos quedan los ideales!
Esas cañas, esas risas, esas tapas,
Ese andar sin prisa, esa alegría,
Ese poner dirección allí si te escapas.
La Plaza de Abastos, la Churrería,
Gastarse los cuartos en el mercao,
Andar tras los pasos del alma mía.
Darse una vuelta por Guazalamanco,
Subir al Pantano en la Romería,
Darle la mano al salir del Estanco.