Aquel otoño casi olvidado,
Y aunque el presente parece nublado,
Tu sonrisa le pone un toque añil.
Aquel otoño a veces tan lejano
Brilla con inusitada luz amarilla,Centelleante parece tan cercano,
que sentado y desde mi silla,
puedo acariciarlo con la mano.
Mi alma se asoma a la ventana,
Mientras el sol dorado la repiquetea,Mi frente suda y gotea,
Un sudor lleno de desgana.
Destino de vida ruin y mezquina,
Regada por una pertinaz y lluvia fina,El que más echa de menos es el que pierde,
Mientras el alma envuelta en neblina,
Va perdiendo su precioso color verde.
Llega la noche, arrecia el aguacero,
Las formas cuadradas parecen redondas,A lo lejos se adivina un chubasquero,
Mi voz apagada espera que respondas.
Llueve sobre mojado por los olivares,
Ahuecas el ala porque crees que no te veo,Tumbado a la sombra de los pinares,
Veo que el futuro se tiñe de un color feo.
Con el otoño parece que todo obscurece,
El campo dorado otrora iluminado,Al igual que los sueños se desvanece,
Y muere ahogado un corazón encharcado.
Los lugares iluminados aparecen sombríos,
Se borran del mapa los blancos caseríos,Y parecen soldados los borrosos torreones.
Cae la negra noche con chaqueta plomiza,
Los sueños inundan los ojos con ceniza,La ansiedad brota por doquier a borbotones.
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