domingo, 29 de diciembre de 2013

1353 LOS OLIVARES I (CASTILLA 10)



 
Te persigo por los olivares,
Cantando por soleares,
Este amor tan bendito.

Ni los señoritos castellanos,
Ni por valles ni altozanos,
Ni por Meseta ni por colina,
Ni tampoco la realeza,
Ni se ha soñado ni se imagina,
Un amor con tanta fortaleza.

Mientras por los olivares va,
Olor a romero y a tomillo,
A menta y a azahar,
Mi alma va en cabestrillo.

Eso sí, fuerte como un roble,
Con pundonor y coraje,
con sentimiento muy noble,
a pecho descubierto, sin ramaje,
también con aspecto rudo,
y aunque lo tiene muy crudo,
salvando cualquier oleaje.

Acabará por ser lo que parece,
Porque sin duda es lo que merece,
Por cuatro versos de poeta,
Que se arrastra a ras del suelo,
Pretendiendo levantar el vuelo,
Para poder ofrecerte el planeta.

Lo contrario es desvarío, desierto,
La oscuridad profunda y la lejanía,
Esperar la muerte con una letanía,
Hasta acabar de bruces inerte, yerto.

Por los olivares vaga una leyenda,
Preciosa e increíble donde las haya,
Haz caso de mi generosa ofrenda,
Y ganaremos juntos esta gran batalla.

Verte es ponerme a temblar,
Tan solo por poderte besar,
Mis manos pasean por tu ribera,
En los sueños aflora la primavera,
El amor en santa paz fluye,
Nadie lo persigue, nadie lo destruye.
Tu corazón palpita de forma lenta,
Acabó el sufrir que tanto lamenta.

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