viernes, 27 de diciembre de 2013

1350 EL DIOS AMOR II (CASTILLA 07)

 
Nuestras almas reinan felices en los altares,
¡Ves como al final ha triunfado el buen destino!,
No nos han hecho falta ningunos juegos malabares,
Simplemente hemos deambulado por el justo camino.

Se acabaron de cuajo los vientos de guerra,
Los amores moribundos han tenido mejor suerte,
Con los pies sobre la tierra, es como no se yerra,
El alma se hace fuerte sin temor a la muerte.

Las vanidades crepitan ardiendo en su hoguera,
Nuestro fruto está fuertemente asido a la rama,
¡Que sí mujer!, ¡que ha merecido la pena la espera!,
Mi corazón solo hace caso si eres tú quien lo llama.

¡Tanto y tanto soñar con éste precioso día!,
¡Tanto y tanto silbar por entre los olivares!,
¡Tanto y tanto caminar sobre la húmeda umbría!,
¡Tanto pasear a cuestas los pesares por los lugares!

Se ha llevado y traído tanto el cántaro a la fuente,
Que parecía que acabaría hecho mil pedazos, roto,
Sin tener en cuenta algo tan liviano y presente,
Sin duda, este amor es fuerte como un terremoto.

Ver tu cara risueña es ver florecer la primavera,
Es un reguero de flores enristradas para Santa Ana,
Es ver brillar el lucero del alba a la luz primera,
Es como regar con besos los surcos de la besana.

¡Ya ves!, mi corazón está atento y alerto,
Mirando por encima de tu hombro al infinito,
El presente es nuestro, el pasado ha muerto,
En el libro del futuro lo tenemos todo escrito.

¡Pardiez!, te entrego sin demora mi corazón cristiano,
Lo tengo entendido: es lo que mi señora aguarda,
Déjame cogerte y besarte por un instante la mano,
Mi piel es la herencia del poderío castellano,
¡Anda y no seas así, que me la vas a liar parda!.

 

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