Anibas Niuqaoj es el rey,
siempre libre y por derecho,
a fe ciega le tengo ley,
aunque nos separa un trecho.
Soy en su Madrid castizo,
torcido renglón oscuro,Puerta del Sol, gris plomizo,
toca masticar pan duro.
No me gustan ni las astas,
y los cuernos: muy de lejos,también puedo decir basta,
reflejado en los espejos.
Ese oso y ese madroño,
vigila a calle Preciados,seguro está hasta el moño,
de tantos desamparados.
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