domingo, 29 de diciembre de 2013

1354 LOS OLIVARES II (CASTILLA 11)

 
Tus pupilas al verme se dilatan,
Tu cuerpo lo recorre un escalofrío,
Tu sangre es el torrente de un río,
Tus labios con el frío se amoratan.

Entre olivares y alamedas,
Por entre frondosas arboledas,
Se nos ha visto siempre jugar.
Siempre al viento tus cabellos,
El olor de aceituna va con ellos,
Nos miramos, nos ponemos a temblar.

El polen de la oliva y tu olor,
Siempre a mi nariz se asoma,
Ambos son preciosos aromas,
Es como ir de flor en flor.
Bendita y fresca fragancia,
Que me deja cerca del huerto,
Tu figura es bella elegancia,
Antes que perderte, muerto.

Te quiero por tu alma campesina,
Por tu garbo y tu porte tan femenina,
Porque en tu sonrisa reina el color,
Contigo el campo adquiere su verdor,
La tarde trae aspecto somnoliento,
Y el futuro se presenta sin tormento.

Es esa luna tan guapa y redonda,
Testigo mudo de lo que más brilla,
Por mi cabeza sabes lo que ronda,
sembramos sin querer buena semilla.

No quiero ser contigo muy arrogante,
Pero me sale el alma de guerrero,
Tampoco es que tenga porte de fiero,
Te pienso ganar con buen talante.

Cuando te pintas tan verde aceituna,
Le robas el brillo a la misma luna,
Amores que matan sin ser retorcida,
Sabes muy bien donde es que el punto cede,
Te aferras con gran amor a la vida,
vives mejor que nadie como se puede.

Lo que el tiempo no pudo, el amor lo hizo,
Bajo los olivos te me echaste encima,
Suerte que andaba bien lejos tu prima,
Doy por muy bien empleado tu hechizo.



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