Querer tirarte desde entonces los tejos,
Con la alegría de los vencejos en verano,
Es muy sano lo que devuelven los espejos.
Oteo el horizonte subido a los torreones,
El valle es un sembrado desigual de tejas,Mi sueño es que me concedas mil y un perdones,
Sabiendo cómo se, que en tu empeño nunca cejas.
Mis ojos te envían señales, suspiros te envían,
El alma en pañales vaga por páramos yermos,Las luces del alba parece que encendían,
Unos sentimientos con aspecto de enfermos.
Quiero dedicarte la mejor canción de Sabina,
Sacar a mi alma caída de esa profunda fosa,Dejar atrás, de una vez por todas, mi ruina,
Decirte que te quiero de forma silenciosa.
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