Pasa el tiempo sentado en su sillita,
Tan cariacontecido el niño tonto,
Para él no existe la prisa ni el pronto,
Los días los pinta con su sonrisita.
Milita en la vida que le limita,
Ese vivir sin vivir que yo no afronto,
Porque si a mí me toca, no remonto,
Maldigo la tonta vida maldita.
Llegó un día venenoso, un viento negro,
La oscura y Fría Dama con su susurro,
Se llevó el alma niña sin preguntar.
Por el cielo irá tocando su alegro,
En sus prados montará un día en mi burro,
Juntos definiremos el verbo amar.
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