A este amor tan grande no hay quien lo doble,
Ni aparece en escrituras sagradas
Ni en largas listas de vidas robadas,
Ni lo tumbarán nunca con un mandoble.
Nació tan fuerte y sano como un roble,
No lo derriban ansias redobladas,
Sus malas penas ya han sido juzgadas,
Sin duda luce rutilante y noble.
Nunca está a la venta en ninguna tienda,
Ni nunca se le atardece el invierno,
Tampoco necesita quien lo entienda.
Ha pasado del cielo al cruel infierno,
Es el dueño absoluto de su rienda,
Y desgobierna su propio gobierno.
BRINDIS
Brindo por los amores en verano,
Por lo que callas y por lo que dices,
Por un gran amor nunca cotidiano,
Porque nunca acaben los días felices.
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