Nos refugiamos en un paraguas de las gotas,
el tintineo suena por todas las esquinas,
esa musiquilla con sus primeras notas,
hace que te parapetes detrás de las cortinas.
Más lluvia en nuestra vida parece un imposible,
el terreno está más que abonado pero baldío,
llueve a chorros por tu cara impredecible,
estamos a punto de ahogarnos en tu río.
Resuenan los charcos de lágrimas furtivas,
Ahogadas las penas en su propia pena,
El fuego eterno parece que lo avivas,
Te amo con locura, ¿Acaso te suena?
Tu amor me lo entregas a cámara lenta,
A éste paso me encontrarás en un ataúd,
Te voy a tener que cantar las cuarenta,
Me tienes sometido a una cruel esclavitud.
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