Un muro infranqueable es tu puerta,
abre, no pretendo ni te quiero herir,
no dejes mi alma yerta y desierta,
pues su única salida va a ser morir.
Tu casa es la casa de mi corazón,
ese es el destino tras el largo camino,
así que no te empeñas en tu cerrazón,
y déjate llevar por el libre destino.
Si la dejas cerrada buscaré la llave,
mi alma se está quejando y rechina,
de momento no ha pasado nada grave,
pero has de ser libre como golondrina.
A puerta cerrada tus problemas crecen,
no dejes que tu alma sea prisionera,
no te alinees con los que padecen,
ni dejes que triunfe en ella la sordera.
Sal sin miedo y a pecho descubierto,
las cosas no son nunca lo que parecen,
mira ese cielo encapotado ahora abierto,
observa como los problemas perecen.
Nunca vuelvas sobre tus propias pisadas,
porque el camino nunca se desanda,
para morir, es mejor morir abrasada,
en nuevos aires con alma de parranda.
Hay nuevos amaneceres tras los ocasos,
así que no cierres del todo tu puerta,
oye si se avecinan extraños pasos,
y míralos por una rendija abierta.
Coge el tren de una estación lejana,
es la manera que hay de poder lograr,
que venga alguien bajo tu ventana,
con el deseo imperioso de poderte amar.
No dejes que tus sueños se amontonen,
ni permitas tampoco que se apurgonen.
3 comentarios:
Me encanta su poema, una puerta nunca hay que cerrarla del todo
Lo coseguí, ajaja.
Molt bé noieta!!!!!!!
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