AY, IVANETE
Los libros son tu pájaro de mal agüero,
Y pobre de mí, empecinado en mi torpeza,
Tu primer trabajo es para quitarse el sombrero,
Y eso hace que huya de mí la tristeza.
Con tu buen hacer, tu capacidad y tu sonrisa
Los estudios han de hacer contigo excepciones,
Yo quería que estudiases con tanta prisa,
Que no me di cuenta que perdía tus ocasiones.
Ahora que no reniego ni maldigo, te invito,
Y has de perdonarme otra vez, nuevamente,
Ni en el cielo ni en el suelo está ya el grito.
Ahora digo por definitiva y precisamente,
Que tu forma de ser es la de un bendito,
Y que te amo y que te amaré eternamente.
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