Qué noche la de aquel año,
En la que abríamos los bares,
Tus ojos eran lunares,
Nunca me hacías daño.
Vivíamos el desengaño,
Con los juegos malabares,
Cantábamos por soleares,
Y nadie nos era extraño.
Esas novias imprevistas,
Con que fuimos tropezando,
Nos dejaban sus aristas.
El pasado ya no existe,
Aún lo vamos celebrando,
Con este semblante triste.
Brindo
por este gran amor,
Por
tantos besos robados,
Por
tener tu buen corazón,
Por
dormir siempre abrazados.
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