01 - El amor se va
divagando por las montañas
recitando por todas
las Españas,
que ha llegado para
quedarse tranquilo,
aunque tenga que
andarse con sigilo.
Anduve tarareando por las
montañas,
éste amor libre y duro como un leño,
sin dormir, tenía bastante falta de sueño,
las noches eran largas en las cabañas.
Tú me tratas con frialdad y malas sañas,
y aunque yo te frunza a veces el ceño,
sabes que mi corazón ya tiene dueño,
porque lo tienes atado a tus entrañas.
Así que déjate de mostrarte tan fría,
que te amo, ya te lo dije yo el primero,
y perdóname la tristeza y la osadía.
Te he dicho mil veces que no es pasajero,
pero vivámoslo tranquilos y día a día,
y no ejerzas al amor de cruel carcelero.
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