Yo te imaginaba desde mi nacimiento,
Y soñaba con un futuro bien labrado,
Estaba por llegar el momento apropiado
Para edificar juntos el mejor aposento.
Cada día nuevo era un alumbramiento,
En el que permanecía el secreto guardado,
La luna brillaba cada noche en el tejado,
La escalera esperaba mi mejor lucimiento.
Desde esa primera luz mi entendimiento,
Esperaba encontrar a su ser amado,
Luchando con la fuerza de un regimiento.
Y hete aquí que por fin, casi logrado,
Llevando a cuestas todo el sufrimiento,
Ahora parece que ya me tienes olvidado.
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