porque así se lo he ordenado,
después de que saliese herido,
de la reyerta de dos enamorados.
Mi corazón está en carne viva,
y el alma anda que se desboca,
al mirarte veo estrellitas de saliva,
que van desde tus ojos a tu boca.
Mi corazón te pide una tregua,
tu alma se desnuda y se la concede,
a lomos de una yegua suben a una colina,
donde crecen rosas sin espinas,
solo disparan besos las carabinas
y se han pactado baratos los alquileres.
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