Con mis propias lágrimas estoy bañado,
Ando rasgando el viento con mis suspiros,
Y siempre me prohíbe el poder deciros,
Que mi corazón en tu lejanía está dañado.
Es increíble que con lo que he andado,
Sin una queja, siempre dispuesto a seguiros,
Lo que escapa de sus labios son fríos tiros,
Con los que me deja el corazón anegado.
Le he cogido pánico a estar en la cumbre,
No acierto a encontrar la ansiada vía,
Lo único que sé es que ando alicaído.
Necesito que avives con tu alma mi lumbre,
La esperanza empieza a no ir por donde solía,
Tengo pánico de entrar a reinar tu olvido.
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