Estos versos rinden cuenta a mi primer y único juicio laboral(a día de hoy) que acabó, digamos que en un empate técnico, sin vencedores ni vencidos. Aunque me sentí como un vencido moralmente. Entendí que no siempre gana la verdad, sino más bien quién disfraza la mentira mejor.
ALEJANDRINOS
La Justicia brilla casi siempre por su ausencia,
Le hace honor la venda en ojos de su alegoría,
Los jueces dictan una mala e injusta sentencia,
tengo la sensación, con demasiada alegría.
Mientras otros pagamos la mala penitencia,
De ver cómo ellos se escapan de su fechoría,
Los incumplidores con su gran grandilocuencia,
Se acaban siempre diciendo que: "Esta casa es mía".
Nos toca acatar el laudo por la cortesía,
A pesar de que por su resultado y tendencia,
Estas gentes no reconocerán su autoría.
Solo nos queda la tranquilidad y sapiencia,
De haber actuado en la verdad y en la buena vía,
Aunque el resultado no sea justo en su esencia.
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