prescindir del día a día de la adrenalina,
no se puede despreciar tanto aquello que se usa,
pero es mortal el último tiro con jabalina.
Cuan fácil suena a veces la manida excusa,
cuando hace tiempo que doblaste la esquina,
mi corazón yace en el quicio de la inclusa,
no me gusta una despedida tan repentina.
Yo quiero tenerte como la más preciada musa,
pero tú ya has corrido una tupida cortina,
así que no me queda ni una idea confusa.
No puedes disimular como tu cara se ilumina,
y que te entra cierta incontrolable pelusa,
cuando tienes claro lo que se te avecina.
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