La vida está llena de cornadas,
como el ala rota de una mariposa,
como el aroma a vinagre de una rosa,
y la realidad de una muerte ya anunciada.
Mirando del revés y del derecho,
buscando en las entrañas de la vida,
no tienes tiempo de sanar la herida,
que te va dejando vacío todo el pecho.
Mi corazón dislocado se acalora,
incapaz de seguir a cada hora,
el rastro que dejan tus zapatos.
Pero a pesar de ello te implora,
que lo dejes amarte, porque te añora,
y quiere maullarte como los gatos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario