Cuando las hormigas aniden
en tu corazón altanero,
cuando te hagan cosquillas,
y sonrías con anhelo.
Cuando las hormigas recorran,
todos los poros de tu piel,
cuando se adueñe el gustillo,
de tu cuerpo, de tu alma, de tu ser.
Entonces y sólo entonces,
podrás decir alto y claro,
que andas enamorada.
Entonces y sólo entonces,
no tendrá nada de raro,
que no puedas aguantar mi mirada.
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