Hace unas fechas, en Noviembre y en Diciembre 2011, por temas laborales estuve por Torremolinos. Allí además de encontrarme con tres compañeros de trabajo, al volver me dejé a tres amigos. Lo que sigue va dedicado a ellos, con todo el cariño del mundo.
Aquellos campos otrora de campesinos,
aquellos estupendos espetos de sardinas,
aquellas playas con libras esterlinas,
pongamos que hablo de Torremolinos.
Allí hay un cruce de caminos,
el amor sabe mejor con espinas,
vuelo alto y libre de golondrinas,
pongamos que hablo de Torremolinos.
Buenos lugareños, buenos vecinos,
vacaciones de verdad, sin ruinas,
hoteles de calidad por las esquinas,
pongamos que hablo de Torremolinos.
Pájaros que cantan alegres trinos,
diversión a tope, nunca la terminas,
siempre hay trabajo en las oficinas,
pongamos que hablo de Torremolinos.
Inmejorable tapeo, increíbles vinos,
La mejor compañía que te imaginas,
sin necesidad de lenguas viperinas,
pongamos que hablo de Torremolinos.
Mirando al mar, te sientes marino,
allí donde la vista nunca se inclina,
donde puedes ver tras las colinas,
pongamos que hablo de Torremolinos.
Lugar donde se cruzan los destinos,
donde amar no es conjugación cansina,
donde el alma todo lo imagina,
pongamos que hablo de Torremolinos.
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