miércoles, 4 de enero de 2012

594 UNA MESA DE MADERA


Una mesa de madera añeja, abollada,
dos sillas viejas, muy incómodas,
besos, abrazos, risas sordas, sin modas,
dos miradas que se hablan, calladas.

Una risa muy oportuna, increíble,
unos pensamientos de una segunda vez,
antes no lo sabía, ahora sí que lo sé,
que nuestro futuro es muy futurible.

Después de largos meses de silencios,
de imaginarlo todo sin argumentos,
el final del túnel, un poquito de luz.

Una alegría para un corazón desabrido,
Un me alegro de que no te hayas ido,
horas de alegría para un pobre andaluz.

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