jueves, 12 de enero de 2012

602 ALTIVA


Altiva, sonríes desde tu ventana,
me dices adiós, agitando tu alma,
quedando, para un rato después, si puedes.

Así, desde tu balcón, sin perder la calma,
encoges tu corazón, y me enseñas tus palmas,
encarcelada entre tus cuatro paredes.

Apareces como una foto fija en mi mente,
sin poder aparcarte, siempre presente,
y sin conseguir que caigas en mis redes.

Solo me queda ya el desconsuelo o la intuición,
de que un día agites también tu corazón,
y me dejes para siempre, si es que puedes.

Mientras tanto te seguiré soñando en tu balcón,
agitando tus sentimientos con fruición,
a la espera del día más deseado.

Desesperado y ahogado en un mar de llanto,
porque no soy capaz de imaginar por cuánto
tiempo, deberé seguir siendo el estrellado.

Y luego te ríes, te haces la desentendida,
mirando siempre porque la gente no diga,
lo que tú y yo sabemos y escondemos.

Un leve roce de sonrisas, un aleteo de pestañas,
un amor a la deriva, un alma que se encalla,
pensando lo que podríamos tener y no tenemos.

Así, aunque mi alma de rodillas te lo pida,
te lo implore, con silencios y no consiga
poner un poco blando tu corazón.

Seguiré malviviendo mis horas y mis días,
acompañado de tu ausencia, sin alegría,
perdiendo cada día, un poco más, la razón.

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