Mi negrura no la aclaran ni cien soles,
Mi desdicha es ya tan solo muy mía,
Te he perseguido por media Andalucía,
Pero parece que al paso de los caracoles.
Nunca gusté de esperar a la luz de los faroles,
Pero contigo todo se me ha cambiado hasta el día,
Tu alma me ejerce una fuerte tiranía,
Eres la reina hechicera de mis descontroles.
No disimules que bien sabes lo que te digo,
Me estoy hartando de queme mandes a paseo,
No me pagas con una sonrisa de brevas a higos.
Cuando dices que me quieres no te creo,
Es por eso que cada vez menos te persigo,
Estas matando poco a poco mi deseo.
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