Los truenos resuenan demasiado estridentes,
Mi alma, al no estar contigo, anda hambrienta.
Quiero estar contigo, me rechinan los dientes
al cagarme en tus muelas, en buena parte,
y eso que tengo muy claro lo que sientes.
Estoy decidido, como nunca, a encontrarte,
Porque quiero gastar mis días a tu vera,
Con salero, con amor y con mucho arte.
Sabes que no me he caído de una higuera,
Que este amor no cesa y te colmo de flores,
Y que toco madera porque eres mi primavera.
Vente ya conmigo, ¡hazme los honores!,
Saca a este pobre corazón de entre rejas,
Y dejemos juntos atrás tantos horrores.
Te echan de menos los pelos de mis cejas,
Me niego a vivir más si no es a tu lado,
Callas, pero sé bien que en silencio te quejas.
Dale unas puntadas a mi corazón ajado,
Ayúdame a zurcirlo con tus manos graciosas,
¿Qué no ves que ando locamente enamorado?
Tus palabras son suaves como las rosas,
Mis labios solo atinan a decir que te quiero,
con toda el alma y sobre todas las cosas,
y que quiero ser en tu vida tu fiel escudero.
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