Mis abuelos eran de esa frontera,
Por eso, para que nada descuadre,
Me siento hijo del olivo y la higuera.
¿Mis padres?... Eran seres exquisitos,
Nunca los olvido porque los quiero,
Fueron al cielo ya que eran benditos,
Ese amor fue el único verdadero.
Cuando ir al extranjero era Granada,
Y Málaga aún no estaba en mis mapas,
Huelva fue siempre mi otra enamorada,
Y Úbeda lucía como las más guapas.
Estar lejos siempre fue una tortura,
Con ataques de ansiedad implacables,
veía el reflejo de mi caricatura,
cada día más triste y más inestable.
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