A tu corazón, en cuanto quiera, yo me lo gano
Jugando al parchís, a la oca o a las bolas,
Así que no tardes y vente más bien temprano.
Tu sonrisa es música marina de caracolas,
Tus labios son el más afinado instrumento,
Con ese rojo tan tuyo de las amapolas.
Esos besos que me regalas son el alimento,
Que me deja a cualquier hora extasiado,
Y casi, casi, sin el más mínimo aliento.
Tu lejanía es como un buen bofetón helado,
Para esta alma mía tan enamorada y homicida,
Dejándome en ruinas y totalmente derribado.
En esa ausencia tan tuya, agrandas mi herida,
En “stand by” queda mi sueño de estar juntos,
Mi vida no me pertenece, porque es tu vida.
Sí, puedes pedirme que piense en mis asuntos,
Me alegro de que a ti te sirva de consuelo,
Sin ti mi vida transcurre entre difuntos.
Es verte y notarte cerca y remonto el vuelo,
No paro de pensarte despierto de madrugada,
Pero eso sí, con los pies bien en el suelo.
No puedes negarte esa cara de enamorada,
Pues contra cualquier principio atenta,
Y además no consigues absolutamente nada.
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