Se deslizan por la calle Molina,
El Porticón de la Iglesia me abraza,
Rezando a mis amores por la esquina.
Llevo en el tintero de mi corazón
Esos versos que te quise dedicar,
A veces, yo mismo pienso, con razón,
Que mi paz es el olor de un olivar.
Nos gusta sentarnos en los portales,
Dialogar sobre una silla a la fresca,
Ver el futuro con buenos modales,
Llevamos el alma llena de gresca.
Lo solucionamos todo en los bares,
Con un buen tintorro y su buena tapa,
Nos encanta una bata de lunares,
Los amores cuelgan de la solapa.
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