Mi corazón no nació para este luto,
No soy un toro bravo para ser toreado,
Cuando pasas de mí, me duele mi costado,
Me es inalcanzable tu amor como fruto.
Me dejas tirado, solo y muy diminuto,
Creo que tu desagravio es desmesurado,
Tan solo peco por estar tan enamorado,
Envido a tu amor, sin farol, y te lo disputo.
Te ensañas conmigo con tu cruel castigo,
Mi alma yace ensangrentada y bañada
Por un torrente gris y sin ningún decoro.
Por todo el albero, enardecido te persigo,
El cansancio no hace mella en mí para nada,
Mi final se parece al de la lidia de un toro.
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