Bajo aquella escalera agarró la semilla,
Y creció libre entre césped y amapolas,
Echándote de menos, siempre a solas,
Pero dejándole a tu alma mi otra mejilla.
Voy navegando siempre por tu orilla,
Regando este amor que no estercolas,
Los golpes de mar nunca los enarbolas,
A veces pienso que tu alma es de arcilla.
¿Sabes que han pasado ya muchas lunas?
¿Y que lo que sigue intacto es mi deseo?
Me da igual la acusación de cometer pecados.
¿Ganas de perderte?... No tengo ningunas,
¿No ves que quisiera verte y no te veo?
Estos deseos nunca van a ser eclipsados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario