Que no es un cuento chino mandarín,
Que mi alma quiere reinar en tu finca,
Porque al verte de lejos va y brinca,
Y se postra de rodillas esperando tu sí.
Solo puede esperar, al fin,
Intentando hacerlo con disimulo,
Con los nervios de una persona,
Que espera impaciente su corona,
Al menos así es como yo lo calculo.
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