En mi estómago son mariposas golosas,
Son sensaciones para nada vulgares,
Que siempre me evocan cosas preciosas.
Entre nostalgia de proporciones voraces,
Vamos dejando atrás otro mes de Abril,Esas cosquillas se muestran pertinaces,
Me sacan del alma una sonrisa infantil.
Así es como mi verano se llena de hastío,
Con tu recuerdo presente, fresco y familiar,Van cayendo los días del interminable estío,
Con mi corazón de viaje y sin parar de soñar.
Ya ves, ésta asignatura no es de escuela,
Deberían. ¡Serían clases tan divertidas!,En las que las cosquillas serían perseguidas,
Viendo como el alma libre las sobrevuela.
Las risas serían unas carcajadas muy sonoras,
Que harían temblar fuerte todos los cristales,En Mayo las flores estarían de colores otoñales,
En un santiamén pasarían las interminables horas.
Todos vivirían una preciosa adolescencia,
Dando paso a una madurez exquisita y dorada,Asignatura de cosquillas llenas de inocencia,
Que quedarían así perpetuadas más que nada.
Lo que menos parecería serían simples y vulgares,
Tampoco una novedad, ya que me son familiares,Poniendo al corazón muy alegre y cantor,
Con ese halo gracioso que se da con el amor.
Saldrían a la calle, aireando el círculo cerrado,
esos sentimientos, a veces encontrados, se ventilanCon el buen pálpito de dos corazones enamorados,
Que preparan el triste camino por si los fusilan.
Todo se convierte en un canto alegre al amor,
Con dos pares de ojos mirándose fijamente, yertos,La parsimonia se adueña de un destino sin temor,
Con la sensación de que el tiempo se detiene muerto.
Las cosquillas siguen revoloteando tan golosas,
Al igual que revolotean las flores, las abejas,Como hacen las coloridas y bellas mariposas,
Incapaces de estar quietas, tan revoltosas,
Que enseñan e insuflan el amor como las viejas,
Gloriosas y preciosas, dan colorido a todas las cosas.
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