es frondosa como la arboleda,
preciosa escultura se adivina,
el tacto de su piel es como seda.
Miro de soslayo cuando se pierde
difuminado el talle tras el tul,¿Acaso el color de su iris es verde?
¿O es la inmensidad del cielo azul?
Manantial de amor, hermosa fuente,
un día me tendrás que escuchar,como con dulzura y ternura te cuente
que no he podido parar de llorar.
Tras el trapo hecho muselina,
grita en silencio: vuelve cuando puedas,con preciosa melodía cantarina,
me dice que ha levantado la veda.
El cielo se pone romántico y violeta,
dejando atrás un gris entristecido,quebrada queda la voz del poeta,
saliendo de la ultratumba del olvido.
Anda y échame una mano,
para pasear juntos al fin,con las alegres notas de un piano,
bailarán las flores de tu jardín.
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