lunes, 8 de abril de 2013

1103 EL AMOR TAMBIEN SE AGOTA

 
El amor también se agota, ruido de sables,
a fuerza de desprecio y de puro desagravio,
con continuos ataques algo desagradables,
que apuntan al mismo centro del escenario.

La paciencia también se agota, espeluznante
cuando el aire se llena de palabras ariscas,
ganando la partida triste y sola del amante,
dejándote el corazón duro como las riscas.

La constancia también se agota, extasiada,
al llevar gastadas tantas suelas de zapatos,
que no se ganan ni una desconsolada mirada,
y no alcanza nunca para cerrar los tratos.

Hasta el buen samaritano se agota, sin remedio,
de acoger en su alma las buenas intenciones,
viendo como su único acompañante es el tedio,
y nunca acaban imponiéndose sus sensaciones.

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