Ataviada con su tiara y sus arcadas,
Parece que siempre ama con arrebato,
En el amor siempre va de cara.
Con su aire de Reina de Copas,
Te olvida y sin embargo le importas,
Y juega con tu alma al juego de la oca,
Y acaba tirando de nuevo porque le toca.
Con su aire de Reina de Espadas,
Se te aparece como la madrina de un hada
Para darte un beso etéreo e inerte.
Con su aire de Reina de Oros,
Tiene su alma entre sollozos y lloros,
Porque cada segundo muere por verte.
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