Mi alma necesita de una buena pastora,
Que la deje tranquila, en paz y cercada,
Con bellos y fulgentes colores adornada,
En posesión de tanto amor que le aflora.
No disimules… ¡yo soy el que te enamora!,
Estar siempre a tu vera es lo que me agrada,
Vivir a tu sombrajo es mi soñada morada,
Sabes que mi corazón es al tuyo al que adora.
Me gusta todo de ti, hasta tu acento,
Catalana de cuatro lunas, la que me quiere,
Tu suerte es la misma suerte mía.
Solo tú puedes decrecer mi tormento,
Tu ausencia mucho es lo que hiere,
La ansiedad en sana paz se trocaría.
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