Mi corazón ya se quita el sombrero,
Hace tiempo no es mío, se sabe tuyo
Está a la sombra del sol del albero,
Resguardado del mundanal barullo.
Nunca se hace a tus idas y venidas,
Lo dejas desolado cual barbecho,
nerviosas palabras de despedida,
son puñales clavados en su pecho.
Solo es culpable de estar medio loco,
de amar desaforado y por derecho,
sin esperar nunca respuesta alguna.
Tiene puesto directamente el foco
Sin arrepentirse nunca de lo hecho,
Sólo espera la hora más oportuna.
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