Labios carnosos como los de un pez,
Pelo largo escaso para hacer una cola,
Y unos rizos dulces como la miel.
Vive a caballo entre dos horarios,
Colgada a la tiranía de un reloj,
Ficha a la hora de los telediarios,
Cuando, suspirando, visita al amor.
Busca la felicidad en segunda entrega,
El Príncipe Azul no vino a la primera,
Es muy consciente de lo que se juega,
Por eso se hace fuerte en su trinchera.
Un ataque de ansiedad habita su pecho,
Algo fuerte que la oprime y la desvela,
Hay que echarse a cuestas todo lo hecho,
Por eso se pasa las noches a duermevela.
Su vida transcurre entre dos mundos,
El dos parece tenerla abonada,
Agarra la felicidad algunos segundos,
Por su mirada no quiere ser delatada.
No le gusta el cuarenta y uno,
Vive colgada de su realidad,
piensa que su momento oportuno,
llegará rebosante de felicidad.
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