Con los sentimientos en plena primavera,
El cielo azul es nuestro brillante techo,
De nada hay que arrepentirse, de nada hecho.
Los dos guardamos hondo un preciado tesoro,
Nos miramos a escondidas como el fulgente oro,
Atrás quedaron los largos días de soledad,
El triunfo sobre todo es nuestra felicidad.
Por fin los sueños son tangibles y reales,
Ya no nos ocultamos tras de los cristales,
El amor es tal y como lo describió el poeta,
Precedido de un aire frío y enrarecido,
Los lirios nos miran con su color violeta,
Ahora todas las penas cobran su sentido.
Nuestra casa tiene vistas a esa pradera,
Vivimos juntos una eterna primavera,
Tenemos buenos cimientos y buen techo,
Damos por bien empleado todo lo hecho,
Sin duda nos merecemos éste tesoro,
Que tiene la calidad de lingotes de oro.
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