habrá que dejarla pasar en paz
Nuestras almas deberán de estar bien situadas,
para que no haga falta sacar la espada,
me dolerá en lo más profundo de mis entrañas,
y lloraré de la forma más desconsolada.
Apuesto por ti todas mis ganancias,
pocas son, fruto de mi espalda,
con sudor ganadas en largas jornadas,
dejando en mis bolsillo solamente la grama,
vacías del todo y sin telarañas las arcas,
tan solo mi soledad y tu sonrisa me acompaña,
en un triste jergón de mi morada,
te sueño cada noche abrazado a mi almohada,
con tu ropa blanca y verde y tu piel blanca,
y tus cabellos que brillan con el fulgor de la plata,
también te sueño de día, que mis sueños no se acaban,
pues has de tener claro que no eres pesada carga,
muy al contrario, eres mi mujer amada,
quedo embelesado cuando caminas, cuando hablas,
cuando me miras y la sonrisa me sacas,
mi alma la dejas desnuda y te sigue descalza.
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