Veo pasar de largo el autobús,
La tarde se torna negra,
El cielo ya no es tan azul.
La pasión ya no arde en el fuego,
Me tratas como a un fulano de tal,
Me dijiste un frío “hasta luego”,
Sin tan siquiera darme de amar.
De pronto apareció la lluvia,
Y no es que me dijeras que no,
Pero mucho me temo, rubia,
Que ya no estás en mi corazón.
Un par de Celtas más tarde,
Este corazón tan cobarde,
Intentaba no palpitar por ti.
Sabes que mil veces te lo advertí.
Ahora voy con viento fuerte de popa,
En mi mano sujeto una gran copa,
Pero mi alma te sigue rogando,
Tantos besos que me fuiste negando.
Si no quiero ahogarme en mi necedad,
He de decirte claro y conciso,
Que en este momento preciso,
aunque no quiera, (que es verdad),
Le haces falta a mi felicidad.
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