suena un mensaje,
se cambia el paisaje,
Dos veces por semana,
un soplo de aire puro,
el tiempo se pone duro,
cuando le da la gana.
Dos veces por semana,
puntualidad escrupulosa,
el amor es otra cosa,
no un alma programada.
Dos veces por semana,
trinea un pajarito,
el corazón está frito,
el alma yace varada.
Dos veces por semana,
alegría efímera e insultante,
el mundo cabe en un instante,
la vida marcha por la ventana.
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