Escrita por encargo, un amiguete del levante
español, aprendiz de poeta como yo, me pidió que le echase una mano, pues
dentro de un par de días tiene un compromiso, una boda en la que quiere decir
algo pero se ha quedado en blanco. Solo espero que le sirvan de algo estas
cuatro rimas:
Tu mirada cristalina, tu voz serena,
Los Dioses te mirarán desde el campanario,
La sangre irá alborotada por tus venas,
Cuando vayas al encuentro del vicario.
¡Pero qué guapa estás de blanco, Margarita!
Por todos tus poros vas derramando amor,
Alguna lagrimilla se le escapa a Paquita,
Torre del Rico, a tu paso envidiará tu ilusión.
Superas la belleza de ese Monumento Nacional,
Tan blanca, tan hermosa, tan coqueta y bonita,
Te temblará la barbilla con el Himno Nupcial,
Santos te recuerda cuando eras pequeñita.
Luis te desespera de pie en el altar,
Le sudan las manos, le tiemblan las rodillas,
El corazón parece que le se le quiere escapar,
Una lágrima salada corre por su mejilla.
La Iglesia abarrotada, espera el sacramento,
habrá mil miradas tiernas de complicidad,
se oirán sollozos, los corazones al viento,
tendremos una homilía llena de felicidad.
Acaba la misa, todos son besos y abrazos,
Fotos y más fotos, risas y achuchones,
Por fin habéis atado para siempre los lazos,
El futuro es vuestro, feliz y sin nubarrones.
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