Un pensamiento severo,
Serio vestido de toga,
Pretende devolver al baúl,
Las ganas de volver al sur,
Aclimatándolas con hielo,
Sin tener en cuenta al cielo,
Pensando solo en el azar,
Que igual le aprieta y le ahoga.
Un corazón pendenciero,
Te regala un buen bolero,
Con una cita prohibida,
A falta de más dinero,
Te puede alegrar la vida.
Pasas por discreta señora,
Y por eso mismo te implora,
Que no seas parte y juez.
Te sobra para ser soez,
Un ramillete de besos,
Y sin alarde de excesos,
Sabes lo que hay que hacer,
Justo con un par de esos.
Ya sabes que se te añora,
Por tu sonrisa cegadora,
Y tus caricias prohibidas
Cuando despierta la aurora…..
Con tu triste vida,
Que ni tú misma apruebas,
No hay un Dios que consiga
Interceder por buena fe,
Cuando tu alma te persiga,
Por olas de color azul,
Un tablero de ajedrez,
Será tu última partida,
Y será tu última vez,
Con un nudo en la nuez,
Lucharás por tu libertad,
Blandiendo la fría espada,
Y con la voz muy quebrada,
Sellarás tu matrimonio,
Ahuyentando al demonio,
Tal y como la ley dice,
Este será tu patrimonio,
Con total serenidad,
Ahora me podrás amar.
¡Con la venia su señoría!
Cómo saber que la vía,
Moría donde nacía,
¿Dónde queda el amor?
Sentir, ¡claro que sentía!
Pero, ¿Y el testimonio?
Duro como el zirconio,
Con La verdad relucía,
Mi alma estaba a su alma asida,
Y su alma pura asentía.
Como fuertemente cosida,
Para alegrarse la vida,
disfrutar consentida,
Para vivir buena vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario