Las tres primeras estrofas son cogidas de prestado del poema número 904 que a su vez está basado en la melodía de la canción "Mentiras Piadosas" del Maestro Joaquin Sabina, y reza así:
Vente conmigo, no dudes más,
Mira que el amor no vuelve a pasar,
Quiero que seas muy feliz,
conmigo tus días serán de regaliz.
Me contestaste “de eso ni hablar”,
Pero al final, yo se que caerás,Y no podrás reprimir
Al final el tener que decir que sí.
Nos fuimos juntos al cine,
Cogidos de la mano,“Déjame que adivine,
Que tu interés es muy sano”,
Y así nos llegó el final del verano.
Tu a tu ciudad y yo a mi pueblo,
A desvivir cada día el crudo invierno,Pensando en recibir aquellas postales
Que enviabas tan solo con dos señales,
Cada hora de cada día era un infierno,
En el que yo me moría de pura agonía
Un día y otro día
Sin poder vivir nuestro encuentro.
Un largo viaje sin regreso,
Largos meses sin un maldito besoQue llevarse a la boca.
Dando vueltas como un poseso,
El mundo era como una dura roca
que no nos dejaba alientoPara disfrutar de un instante,
ni tan solo de un momento.
Cuando floreció la preciosa primavera,
Y pudimos vernos un segundoEn aquel tren, en un vagón de primera,
Todo quedó paralizado,
Incluso se paró el mundo.
Y allí fue donde me declaré
Por primera vez,Tú no dijiste que no,
Pero tampoco dijiste que si,
Un largo viaje de regreso,
En el zurrón un par de besos,Testigos directos de nuestro amor.
Un brindis al sol
y solo por eso
merece la pena escuchar al corazón
que por una vez sale ileso,
de las guerras del amor.
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